La inspiración llegó sola: Polo Villaamil (Madrid, 1979) estaba vistiéndose con su pareja para ir a una boda cuando se fijó en que ella acumulaba vestidos que solo se ponía una vez. Así nació, hace ocho años, La Más Mona, una compañía de alquiler de vestidos y accesorios para eventos, explica su fundador y director ejecutivo desde una inmaculada mesa blanca y rodeado de burros con prendas de todas las tallas y colores.
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Tras un pasado como piloto de carreras, el emprendedor comenzó a trabajar en banca en Londres (Reino Unido), cuando llegó la crisis financiera y fue despedido. “Al quedarme sin trabajo empecé a pensar si quería seguir trabajando para otros o aprovechar la ocasión para hacer algo por mi cuenta”, explica. Llevaba un tiempo pensando en crear un proyecto ligado a la economía circular y la combinación con el mundo de la moda, la segunda industria más contaminante del planeta le pareció la mejor apuesta.
Ahora, su mayor reto es el cambio de mentalidad que requiere esta nueva forma de gasto. “Sabemos que es un proceso que va a costar, pero estamos convencidos de que, en el futuro, el modelo de consumo va a ir por ahí”, explica. Abrirse paso en un mercado que todavía no existe, pero en el que tiene depositada muchas esperanzas: “Tengo la visión que de aquí a 10 años, el 10% de nuestros armarios sea alquilado”. De hecho, acaban de lanzar una nueva división que, mediante un modelo de suscripciones, comprende también prendas de diario.
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Una nueva relación con la moda que Villaamil no ve solo más sostenible, sino también más rentable. “Nosotros necesitamos un solo vestido para servir a 10 clientas, mientras que una tienda normal requiere 10 como mínimo. Una décima parte de la producción”, ilustra. Por ese motivo, cree que este sistema no perjudica a las marcas, sino que son un agente con el que podrían colaborar. “Es como si vendiéramos un vestido con un margen más pequeño, pero lo vendiéramos muchas veces”, comenta. Tampoco ve peligroso que aparezcan nuevas empresas dedicadas al alquiler, pues estas ayudan a acelerar el cambio de mentalidad que se requiere para asentar el modelo.
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Van por el buen camino. Cuentan con 6 tiendas en toda España y su plan es llegar a las 20 en el año 2023. “La tienda física es muy importante para nosotros porque para los eventos especiales, la gente agradece poder probarse las prendas, contar con alguien que les asesore, que les dé consejos sobre protocolo,…”, desarrolla. Para que las proyecciones salgan a la perfección, el emprendedor agradece que, tanto las oficinas como el centro de logística y la tintorería, estén en la propia tienda. Y un equipo de 15 personas, con las que el año pasado facturó 600.000 euros.
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Fuente: El País
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